Cómo se fabrica un Rolls Royce

Seguro que más de una vez te has quedado fascinado por el diseño y la belleza de los coches Rolls-Royce, ¿verdad? Se trata de una marca automovilística muy reconocida a nivel mundial y que, además, sigue creciendo llegando a multiplicar por 4 los trabajadores en la última década. Pero ¿cómo es esta fábrica?
En Limusinas Premium Madrid hemos querido descubrir los entresijos de esta empresa para descubrirte cómo se fabrican sus coches y que entiendas, por qué, sigue siendo una de las marcas pioneras en vehículos de lujo y alta gama.
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La fábrica de Rolls-Royce
Cuando llegues a la entrada de la fábrica te quedarás perplejo porque, por fuera, no parece en absoluto una fábrica y menos de una marca tan prestigiosa como esta. No hay ni puertas de lujo, ni una decoración externa ostentosa, al contrario, es un edificio sencillo, como si de una casa se tratara, y en el que la sencillez y la integración con el paisaje van de la mano.
La empresa de Rolls-Royce lleva más de 100 años operando en este mismo espacio y, actualmente, es una de las marcas británicas con más historia y reconocimiento. En esta fábrica nos sorprende que se siga trabajando de un modo tan humano y casi artesanal, por eso, queremos que nos acompañes a su interior para, así, poder darte cuenta de por qué cada uno de sus vehículos es una obra de arte.
Situada en Goodwood, la fábrica de Rolls-Royce se encuentra en plena campiña inglesa. Un aire rural, artesano y en contacto con la esencia humana es lo que se desprende en esta zona pero, también, en el interior de la fábrica. Aquí se diseñan los tres modelos de esta marca: Phantom, Ghost y Wraith aunque las carrocerías son fabricadas en Alemania para, después, trasladarse hasta Inglaterra y poder comenzar a dar forma a cada vehículo.
Trabajo manual en la fábrica de Rolls Royce
En cuanto se reciben las piezas, se lavan profundamente y después se pintan de forma muy cuidada, un proceso que suele alargarse unos 7 días debido al minucioso trabajo de pintura, lacado y pulido. Existen algunos tonos ya preparados pero, también, dan la posibilidad de que cada cliente pueda escoger el color de su coche y, por eso, el departamento de pintura pone a disposición una paleta de colores para poder adaptarse a las preferencias de cada uno. De hecho, hay personas que ha pedido que el coche sea del mismo tono que el de su perro o el mismo color que el de un pintalabios concreto.
En cuanto están pintados, el siguiente paso es ir a la línea de producción donde se colocan molduras de espuma para comenzar con el cableado y la construcción de todos los elementos que necesita un vehículo: suspensión, motor, caja de cambios, etcétera.
En la fábrica de Rolls-Royce lo que llama la atención es que reina el silencio. Al contrario de lo que puedes imaginar en relación a cualquier fábrica que conozcas, en esta, no hay ese ruido industrial porque los procesos no están robotizados. Apuestan por el trabajo manual para darle ese acabado único y perfecto que, de momento, solo las personas podemos conseguir. Trabajadores de diferentes partes del mundo construyen los Rolls-Royce de forma cuidada y muy detallista usando la tecnología solo para transportar y mover piezas pesadas.
Es por esto que conducir un Rolls-Royce es como conducir una obra de arte donde hay un pedacito de cada persona que ha trabajado en ella.